La durabilidad de un mueble está directamente relacionada con la calidad de los materiales utilizados, el tipo de acabado y los cuidados que se tengan en el uso diario.
Los muebles más duraderos suelen estar hechos con paneles de madera de alta densidad (como el MDF o MDP), que ofrecen mayor resistencia al peso, la humedad y al desgaste natural con el paso del tiempo.
Además de la estructura, el acabado también marca la diferencia. Recubrimientos como la Pintura Poliéster —un acabado exclusivo de Madesa con alta resistencia— protegen mejor contra los efectos del agua y el calor, conservando la calidad del mueble por mucho más tiempo.
Otro punto importante es la forma en que el mueble se arma y se utiliza. Seguir correctamente el manual de armado, evitar sobrecargas y limpiar con productos adecuados también ayuda a preservar la vida útil del mueble.
Es decir, un mueble más duradero es el resultado de buenos materiales, un acabado de calidad y un uso cuidadoso.